Toda aventura concluye favorablemente con el bienaventurado retorno, motivado por la nostalgia de lo dejado atrás.
La historia que voy a compartir es real, llena de emociones, retos y enseñanzas. No estaba en mis planes contarla públicamente pero ahora lo considero necesario para unir voluntades y hacer sinergia social.
Conozco a Gustavo desde hace tiempo. Es un muchacho de 22 años que con pasos cortos, a pesar de su juventud, camina lento. Trabaja en el semáforo cerca de mi casa limpiando parabrisas a medias; y digo a medias porque cuando tenía 10 años, mientras ayudaba en su pueblo a recolectar la cosecha de caña una serpiente lo picó en el brazo derecho y no se lo pudieron salvar; por lo mismo, siempre que nos vemos nos saludamos con la mano izquierda, dicen que la más cercana al corazón.
Le gusta el atole con una torta de tamal de mole por la mañana y los tacos de guisados con mucha salsa por la tarde, aunque para la comida prefiere las tortas de salchicha —con todo— porque dice que le llenan más y me cuestan menos. El pan dulce le cae bien por la noches, como a cualquiera.
Algunos vecinos o negocios de la zona lo apoyan sin ponerse de acuerdo y sin que él lo pida; unos con ropa o calzado cuando lo que trae puesto ya no aguanta más el uso o el olor, lo que ocurra primero; los del estacionamiento público le dan permiso de pasar al baño y mojarse la cara, el baño torero (de orejas y rabo) resulta más complicado, eso lo hace cuando va al albergue de asistencia por otro cambio de ropa; lo que la mayoría de los automovilistas le aportan es dinero o un refrigerio que traen de sobra o tienen a la mano. La parte difícil y más ruda viene con la morada pues, el activo inhalado es lo que le había dado cobijo del frío y protección de la lluvia bajo el reducido techo exterior de un viejo edificio deshabitado.
Todavía no habla solo y sigue conviviendo con sus camaradas del barrio que están en las mismas o peores condiciones; ellos irónicamente lo llaman “el manitas”, para mi es el Gus.
En repetidas ocasiones me siento a conversar con él con la intención de que se sienta acompañado, de ganarme su confianza y de que me platique más sobre su vida para que yo pueda saber cómo apoyarlo de verdad porque creo que cuando sólo damos comida, ropa o dinero en realidad no ayudamos mucho; sí, son actos de caridad pero en el fondo sólo contribuimos más a la miseria porque no hay una evolución personal.
Después de varias pláticas banqueteras he sabido en gran parte por qué terminó viviendo en la calle. Su historia no se diferencia mucho de todos aquellos campesinos o habitantes de pueblos marginados del interior del país que buscan una mejor calidad de vida, o por lo menos, encontrar el mínimo sustento para sobrevivir, aunque en su caso fue desde muy temprana edad.
Desde los 11 años dejó su casa y la infancia en el Pueblo C-15 Adolfo López Mateos, a unos 60 km de Villahermosa, la capital de Tabasco. Ahí, en la ciudad, estuvo 7 años trabajando y viviendo en la calle haciendo de todo, principalmente limpiando parabrisas; cuando el ingreso era “bueno” rentaba junto con otras personas de las mismas características un precario cuarto, pero era temporal, tenía que estar cambiando de un lugar a otro por la difícil convivencia que se daba o porque su familia lo buscaba para que regresara. A pesar de lo difícil que le resultaba vivir sin techo fijo (y me imagino que también sin un brazo), el hecho de ganar más dinero fue lo que realmente lo motivó para desplazarse a la Ciudad de México.
A los 18 años fue cuando se vino al DF. Todavía no sé exactamente la razón pero desde que llegó tuvo problemas con los otros dos que venían con él y lo abandonaron, dejándolo solo a su suerte. Desde entonces, vagó por la ciudad hasta que encontró refugio y amistad con un grupo de indigentes en la calle de Artículo 123, en la colonia Centro, muy cerca de donde vivo.
El Plan
Por todo lo anterior, ya con el panorama más claro, pude detectar que había en él una auténtica intención de seguir adelante, de no quedarse en el hoyo, pero sobre todo, pude sentirle una nostalgia recurrente que tenía atorada con el deseo de volver a casa y sentirse querido otra vez por los suyos.
Un día, cuando lo encontré en sus 5 sentidos (o casi los 5), le propuse imaginar paso a paso y con todo detalle qué pasaría si yo le ayudaba a regresar, que pensáramos todo lo que tendríamos que hacer para que sucediera y que imagináramos hasta cómo lo recibiría su familia después de 10 años de no verse ni saber absolutamente nada de él.
Así, con este ejercicio de imaginación, fue como pudimos armar un plan de acción para convertir primero su deseo en un objetivo, y luego con trabajo, hacerlo realidad. Debo decir que entre risas y con emoción impaciente le gustó la idea.
En resumidas palabras esto fue lo que acordamos:
1. El ingreso a un Centro de Rehabilitación…
Era necesario que por principio Gustavo tuviera un estado optimo de salud, tanto físico como mental para darle seguimiento al plan y para que la familia no lo recibiera tan deteriorado o en calidad de bulto. Al principio no le noté mucho interés, aunque no lo sabía exactamente porque es callado e introvertido. Como al mes del acuerdo ya no lo vi más y no supe nada de él por dos semanas. Confieso que me preocupé un poco y pensé que posiblemente ya había quedado en la lona porque justo 3 semanas antes había fallecido Karen, una de sus compañeras a la que también ayudaba de vez en cuando.
Después de una semana de búsqueda entre la gente del barrio, el señor de los jugos afuera del Metro me comentó que vio cuando lo recogió el personal de una institución. Tardé otra semana en investigar y dar con su paradero. Pasaron casi 3 meses hasta que por fin lo volví a ver, aunque fueron sólo 5 minutos porque todavía estaba en tratamiento y no eran permitidas las visitas.
A los 6 meses me lo vuelvo a encontrar limpiando parabrisas en la esquina de siempre, con la playera sucia y medio mojada por la chamba pero limpio de adicciones. Me dio mucho gusto verlo de nuevo, recuperado y con un semblante sonriente. Su fuerza de voluntad me sorprendió y me sigue sorprendiendo hasta hoy, pues regresó a vivir con la comunidad de indigentes pero ya sin entrarle al activo y con otros hábitos. Espero de verdad que siga así y que aguante hasta que podamos concretar el plan, que no se quiebre por estar expuesto a las mismas condiciones del pasado.
2. Ahorro y autosuficiencia…
Una vez que nos pusimos al corriente después de su ausencia y que decidimos continuar con lo que ya habíamos platicado, le propuse un plan de ahorro para que pudiera valerse por si mismo. Analizamos sus jornadas de trabajo, contabilizamos los ingresos e hicimos un balance con los gastos que debería hacer para pagar sus comidas y necesidades básicas; además, le prometí que por cada peso que ahorrara yo le daría uno adicional para que obtuviera el doble (la alcancía sellada está administrada por la familia de la tienda de abarrotes, a la que también les pedí que lo motivaran cada vez que depositara dinero).
Bueno, pues el canijo salió muy trabajador y muy ahorrador…
Empieza a laborar desde las 7:00 o 7:30 de la mañana. Siempre cuelga su mochila destartalada con dibujos de Piolín en el mismo árbol; se cambia la playera que trae puesta por la que ocupa para limpiar y a media mañana hace una pausa para desayunar (si es que ya salió para pagarlo), si no, se va hasta la comida (que cada vez más seguido la hace en una fonda de puesto callejero en donde se la cobran un poquito más barata). Después de la comida se echa un coyotito en la acera y sigue trabajando hasta las 5:00 o 5:30 de la tarde. Y no para, de lunes a domingo y hasta días festivos.
Casi todos los días pasa a la tienda a depositar su ahorro de $100 o $150 pesos, y cuando no deja, lo repone en cuanto tiene un mejor día de ganancias. Calculo que ya debe estar llegando a los 5 mil pesos desde que empezamos. ¡Gulp! Los mismos 5 mil que voy a tener que dobletearle.
Algo que también me llamó la atención es que ya no desecha su ropa, ahora la lava y mientras trabaja la extiende sobre el piso donde pega el sol para secarla; además, ya todos los domingos se baña, sin falta.
3. Transporte y kit de renovación…
Por mi parte, quedamos en que investigaría los costos de transportación hasta su casa y que exploraría la posibilidad de que alguien o alguna empresa nos apoyara haciendo una donación:
El viaje sencillo a Villahermosa en autobús cuesta $1,000 mxn y son 12 horas de camino.
El viaje sencillo a Villahermosa en avión cuesta entre $1,800 y $2,000 mxn, haciendo una hora y media de vuelo.
Dependiendo del apoyo que podamos recibir decidiremos si nos vamos en avión o en camión; en ambos casos sería 1 viaje sencillo para él, uno redondo para mi y tendría que obtener un permiso especial para abordar porque Gus no tiene identificación ni papeles oficiales. Obviamente la opción más conveniente es el avión por tiempo y logística, además de que sería una experiencia increíble para él (bueno, en realidad para los dos, yo me sigo emocionando cada vez que vuelo).
Otro asunto con el que me comprometí fue que conseguiría con amistades: ropa, zapatos y todo lo necesario para apoyarlo con la transformación; es decir, armarle un kit de renovación.
Sumado a lo anterior, tengo pensado que los dos nos instalemos en el Hostel de la zona una noche previa a la partida para asegurarme de que todo esté en orden y podamos salir sin contratiempos.
4. Proyecto de Sustento
Otro asunto que hemos tratado poco a poco, ha sido el tema del trabajo, de buscar opciones para ganar dinero de manera constante ya que esté de regreso en casa.
Él definitivamente no quiere volver a las actividades del campo. Hemos estado peloteando ideas, teniendo en cuenta que es una comunidad rural. Primero propuso dedicarse a la venta de carne de puerco o de pollo, desde comprar el animal y pagarle a alguien para hacer la labor de matanza y corte; yo le propuse que con parte del dinero recaudado pensara en una tienda de abarrotes o algo en lo que sólo compre y venda, que no produzca (al menos no por ahora en lo que desarrolla las capacidades laborales).
Independientemente de qué negocio decida arrancar, lo que quiero que aprenda es la manera de gestionarlo, de que entienda las ventajas que ofrece el desarrollar un proyecto con metodología, objetivos y técnicas. Con lo del ahorro le enseñé algunas cosas y creo que si las aprendió; de hecho, considero que tiene un buen nivel de lógica, sentido común y voluntad.
Apoyo Comunitario
Como lo comenté en un principio, no tenía planeado hacer pública esta historia, pero he llegado a un punto en el que yo solo no puedo cumplir con todo y en el que considero necesario unir voluntades para poder alcanzar el objetivo.
Si alguien puede y quiere participar con algo de la siguiente lista, por mínimo que sea, la ayuda será más que bienvenida. Aquí mismo iré reportando los avances con toda transparencia.
Lista de Pendientes
Actualización: Viernes 18 de diciembre de 2015 a las 9:30 AM (México).
Playeras o camisas / Talla Chica —» Completo: 20 Playeras, 4 Polo y 8 Camisas √
Pantalones / Talla 30 o 31 —» Completo: 7 y 1 Short √
Calzoncillos / Talla 30 o Chica —» Completo: 13 √
Calcetas o calcetines / Talla Mediana —» Completo: 10 Pares de Calcetines y 9 Pares de Calcetas √
Zapatos o Tenis / Medida 6.5 —» Completo: 4 Pares de tenis y 1 Par de zapatos nuevos √
Cinturón —» Completo: 1 √
Suéter o Chamarra / Talla Chica —» Completo: 6 Suéteres, 2 Chalecos, 2 Sudaderas y 2 Chamarras —» √
(Estará en tierra caliente y húmeda, tomaré algunas piezas para otros indigentes en el DF)
Cepillo y pasta de dientes —» Completo: 2 Cepillos y 2 Pastas —» √
Cepillo para cabello —» Completo: 1 —» √
Desodorante —» Completo: 2 —» √
Rastrillos —» Completo: 2 √
Toalla —» Completo: 1 —» √
Estropajo —» Completo: 1 —» √
Shampoo —» Completo: 1 —» √
Corta uñas —» Completo: 1 —» √
Mochila de hombros —» Completo: 1 Mediana —» √
Maleta de viaje —» Completo: 1 Grande, 1 Mediana y 1 Chica —» √
1 Noche en Hostel para 2 personas: $ 400 mxn —» Completo: $ 400 —» √
Cooperación para duplicar su ahorro: $ 5,000 mxn —» Completo: $ 5,000 —» √
Monto aproximado para transportación: $ 6,000 mxn —» Completo: $ 6,000 —» √
Resto para gastos operativos, imprevistos y donación extra al final para el desarrollo del punto: 4. Proyecto de Sustento —» Van $ 10,700 —» √
Trámite de Acta de Nacimiento —» En investigación
Notas:
1. Debido al poco tiempo que queda y a la gran participación que hay para la entrega de ropa u objetos, se me va a complicar un poco el desplazamiento por la caótica ciudad; entonces, les agradecería enormemente si se pueden acercar al Metro Juárez; si no les resulta posible me avisan y ya nos ponemos de acuerdo de manera especial por medio de mi Facebook: CarlosElGuacamole. Obviamente las entregas físicas sólo serán posibles con quienes residan en la Ciudad de México.
2. Ya no es necesario aportar más dinero para gastos. Si alguien decide seguir cooperando será para Gustavo. Dejo mis datos bancarios, pidiéndoles por favor que en la referencia del depósito pongan: Gus-SuNombre, y que me avisen, así lo podré identificar y reportar fácilmente:
Banco —» BBVA Bancomer
Cuenta —» 1147202792
CLABE —» 012 180 01147202792 9 (sin espacios)
Titular —» Carlos Alejandro García Mora
3. Todo lo registraré y actualizaré de manera inmediata y transparente en esta misma página.
Gracias anticipadas por el apoyo y la confianza.
Por cierto, cumple 23 años el 31 de diciembre. Creo que volver a casa será un gran regalo.
La Partida
¡Todo está dicho! El miércoles 16 de diciembre por la noche salimos de la Ciudad de México con destino a Villahermosa, Tabasco.
Se complicó el hecho de conseguir un documento oficial o un permiso especial para poder subir al avión y Gustavo ya no quiso esperar más; el deseo de pasar la Navidad en familia pesó más, así que nos vamos en camión.
El Viaje
Miércoles 16 de diciembre
1:00 PM
Originalmente había planeado que nos instaláramos en el Hostel para que se bañara, pero todavía me faltaban cosas por organizar y mejor decidí llevarlo a mi casa, así mientras él se arreglaba yo podía continuar con los pendientes.
Cuando pasé a recogerlo donde habíamos quedado le pregunté que si entre sus cosas había algo que quisiera conservar porque teníamos que hacer un cambio total y eso implicaba deshacernos de todo lo que cargaba en su desvencijada mochila; de inmediato me respondió que sí y abrió una de las bolsas laterales para sacar una fibra desgastada y un pequeño trozo de hule, sus instrumentos de trabajo, eso fue todo. Su mochila se quedó colgada en el árbol donde siempre la ponía.
Ya en el departamento, antes de que se metiera a la ducha, le pedí que con toda calma se bañara dos veces de pies a cabeza poniendo toda su atención y conciencia en ello; la primera vez, para limpiar de mugre y olores su cuerpo; la segunda, para limpiar del pasado cada parte de su interior (claro, en otras palabras pero con la misma intención). Le señalé que desde ahora iba a ser muy importante que le diera un significado a todo lo que hiciera con su vida, por mínimo que fuera.
A partir de este momento no nos separamos más; y lo digo literal, ni mi sombra me seguía tan pegada.
2:00 PM
A la peluquería, no más marañas en la cabeza.
3:00 PM
Con renovada imagen y actitud distinta empezamos la despedida con cada una de las personas con las que convivió y que de una u otra forma le dieron apoyo o un jalón de orejas, también fuimos con algunos de la banda con los que compartió calle (bueno, los que estuvieron en condiciones).
Gustavo no hablaba mucho ni era expresivo en general, pero me llamó la atención que cuando se despedía de alguien por quien sentía un sincero afecto y agradecimiento se acercaba como niño a dar un abrazo.
Entre bromas, risas, consejos, buenos deseos y hasta amenazas por si volvía, terminamos de saldar cuentas con los del barrio y nos fuimos a comer a la fonda que durante años tuvo a escasos metros de su estancia habitual.
4:00 PM
Mientras comíamos, yo recibí una llamada de trabajo para resolver un imprevisto, tenía que editar y enviar fotos a un cliente de manera urgente. Ante esta situación, tuvimos que parar un rato pero le pedí a Gustavo que se sentara junto a mi y le dije que estaría diciendo en voz alta todo lo que iba a hacer para que entendiera a qué me dedicaba, o por lo menos lo supiera. Me di cuenta que seguía con atención mis movimientos y que no mostraba gestos de confusión; al final, me sorprendió preguntando si el cliente ya me había confirmado la recepción del envío; entonces, aprovechando su capacidad de observación y el interés que mostró, le propuse que tuviera su propio email para poder estar en contacto cada vez que pudiera conectarse a Internet. Durante todo el viaje estuvimos repasando el procedimiento para la consulta del correo en Gmail, una y otra vez hasta que me aseguré de que lo aprendiera y no se le olvidara su dirección ni la contraseña.
Como dato curioso; minutos después de terminar con el asunto de trabajo me comentó:
— Sí le pedaleas, ¡eh!
— ¿Le pedaleo? (Pensé que lo decía por el casco de la bici o los guantes que uso para andar en ella).
— Sí, que te la rifas como camarero. Sí le sabes.
Jaja, era la segunda vez que me identificaba así por mi profesión, pero no le había explicado hasta ahora que el que carga una cámara para hacer fotos se llama fotógrafo.
8:00 PM
Con las maletas listas en la puerta del edificio pedimos un taxi para llegar a la terminal de autobuses TAPO. El tránsito estuvo pesadísimo y apenas llegamos 10 minutos antes de la salida del camión. Los dos boletos los compré a mi nombre para que el checador sólo me pidiera identificación a mi; aunque así fue, una oficial de policía sí le hizo unas preguntas rápidas para comprobar que no estuviera tomado o en mal estado. Fuera de eso libramos la parte del ascenso, todavía faltaban los retenes del Estado de Tabasco que, por la cercanía de la frontera con Guatemala, son constantes y rigurosas las revisiones para detener a indocumentados.
9:30 PM
El autobús partió puntual, aunque tardamos 2 horas en poder salir de la ciudad por el tránsito de muerte. Gustavo había dicho que se sentía cansado y que lo más seguro es que se quedaría dormido todo el camino. Finalmente se sopló 3 películas; además, en cuanto salió el sol puso la estación de música ranchera y no despegó su mirada de la ventana. Dos veces lo tuve que callar porque con los audífonos no se daba cuenta que le venía cantando al oído a la pasajera de adelante. Afortunadamente, sin encontrar explicación, no nos detuvieron en ningún retén y llegamos directo, sin más inconveniente que el de no haber alcanzado a cenar.
Jueves 17 de diciembre
9:45 AM
Llegamos a Villahermosa, hambrientos y con deseos de un quiropráctico. Antes de tomar el camión con destino a Cárdenas, desayunamos en un Subway que estaba ahí mismo en la central de autobuses; al mismo tiempo yo aproveché para resolver otro asunto de trabajo que me había surgido y que podía resolver a distancia.
10:30 AM
Salimos rumbo a Cárdenas e hicimos poco más de una hora. Cuando llegamos, dejamos las maletas en paquetería y le pedí a Gustavo que me llevara a conocer el Centro; quería peinar la zona para explorar las oportunidades de trabajo que pudieran darse para él pero sinceramente no le vi mucho futuro, el caótico comercio ambulante se ha apoderado de las principales calles de la pequeña ciudad.
De regreso a la terminal de camiones nos compramos un pozol para refrescarnos un poco de la humedad y el intenso calor (el pozol es una bebida espesa a base de cacao y maíz de origen mesoamericano, muy popular en el Estado de Tabasco). También pasamos al banco para retirar todo lo que juntó Gustavo con el ahorro y lo que se había logrado recaudar en la colecta.
2:00 PM
En la central de Cárdenas tuvimos que esperar un buen rato porque ya las corridas al pueblo son contadas. Para este momento la actitud del Gus había cambiado, se mostraba más abierto, extrovertido y platicador; parecía guía de turistas mostrándome dónde dormía, dónde se bañaba y qué hacía durante el tiempo que estuvo en este lugar. Curiosamente el chofer del camión que nos tocó vivía en su mismo pueblo; desde que se reconocieron no pararon de platicar y hasta otros pasajeros se unieron a la conversación.
3:40 PM
Por fin llegamos al Poblado C-15. El camión nos dejó a unos 30 metros de la casa. Su papá fue el primero que nos vio a distancia pero no lo reconoció y siguió juntando la leña que tenía en la entrada; hasta que estuvimos como a 5 metros de él fue que lo identificó y con voz fuerte mirando hacia el interior de la choza dijo: ¡Gustavo está aquí!
Todos salieron apurados con cara de asombro. La mamá fue la primera que con fuerza lo abrazó y soltó las lágrimas; después del primer abrazo, ella, con toda la autoridad de madre cariñosa le dio un zape a Gustavo diciendo: «¿vienes a quedarte o me vas a dejar otra vez?»; con una sonrisa traviesa él contestó: “¡Pero si ya me conoces… Esta vez vine a quedarme!» Las dos niñas pequeñas (que ya no lo conocieron por la edad) y la mayor fueron las siguientes en abrazarlo y darle la bienvenida, al último su hermano y su papá. Ya después me presenté yo y me integré rápidamente al festín emocional.
Sólo unos instantes me bastaron para darme cuenta que Gustavo es como el soporte emocional, el que con abrazos expresa lo que no dice con palabras. Y Lupe, la mayor de sus hermanas, es la que soporta los ánimos, la que con ingenio y buen humor alegra los corazones de cada uno. Todos tienen lo suyo pero estos dos son el alma de la familia.
No pude estar mucho tiempo con ellos, sólo tuve 20 minutos desde que llegamos hasta que salió el último camión de regreso a Cárdenas. Apenas nos dio tiempo de intercambiar algunos datos para seguir en contacto o hacerles envíos desde México y para entregarle al Gus el dinero que se recolectó junto con algunas últimas recomendaciones de cómo administrarlo. Confieso que después de ver la deteriorada situación en la que están viviendo, terminé dándole todo lo que traía en la cartera y sólo me quedé con 60 pesos para poder llegar a un cajero.
Cuando vimos que el camión se metió al pueblo para dar la vuelta, Gustavo me acompañó hasta la parada. Con el tiempo justo y sin más palabras nos dimos un abrazo, nos saludamos con la mano izquierda como siempre y cuando me giré para subir, me dio una palmada en la espada diciendo: “Hasta luego, Carlitos”.
La nostalgia del retorno y otro volver a empezar
Casi de inmediato, después de que el camión se puso en marcha y fui dejando el pueblo atrás, empecé a sentir algo que no sé si pueda describir exactamente con palabras pero lo intentaré…
Por un lado sentí tranquilidad, alivio, una ligereza de espíritu y una felicidad como nunca antes la había experimentado. Me sentía tan bien recordando los recientes abrazos, las sonrisas juguetonas y las miradas iluminadas de la familia que sin querer se me empezó a escurrir la emoción. Pero también me sentí solitario, extraño, apartado, con ganas de compartir esos momentos con alguien más, con otros; sentía que era demasiado para mi solo y creo que por eso, en parte, es que seguí contando esta historia.
Con los sentimientos todavía encontrados pero ya aterrizados, me quedé un poco preocupado y pensando que la situación de esa familia no está nada segura y que las posibilidades que tienen para seguir creciendo por sí solos en ese entorno tan precario son escasas; entonces, recordé el momento cuando le pregunté al papá de Gustavo por la leña que estaba metiendo a la choza; me comentó que iban a preparar achiote para comer, al mismo tiempo que arrancaba un fruto del árbol que tenía a la mano y lo partía en dos para mostrarme las semillas.
Investigando un poco sobre el achiote descubrí que, además de los usos comerciales (alimenticio, cosmetológico y tintóreo), tiene muchísimas propiedades curativas, y por si fuera poco toda su configuración es utilizable al 100% (troncos, tallos hojas, frutos y semillas). Así que se me ocurrió una nueva idea…
Partiendo de por lo menos un árbol sembrado en casa, voy a diseñar e implementar un modelo de negocio Startup-Rural-Familiar con base en el completo aprovechamiento del achiote para lograr el autosustento de familias con escasos recursos.
¡Corre tiempo!… Ya veremos quién más se une en el proceso.
Reflexión personal
Esta vez aprendí dos cosas importantes, el concepto Velocidad de Espíritu, y que la felicidad verdadera es la que se comparte.
La historia continuará…
Agradecimientos
Por favor, si hiciste una aportación y no te ves en la lista, avísame para incluirte y reportarlo.
Jorge Neme —» ¡1,000 gracias! + Suéteres y chaleco.
Mar Queen —» ¡1,000 gracias!
Anna Iris Mora Cobian —» ¡400 gracias!
Irma Cobián Vergara —» ¡500 gracias!
Elisabeth Skene —» ¡500 gracias hasta Londres!
Claus Vidrio —» ¡275 gracias hasta Barcelona!
María Luisa —» ¡500 gracias!
Marianna Fierro —» ¡200 gracias! Ahorro dobleteado.
Gina Trujillo —» ¡1,500 gracias!
Gabriel Pulpo —» Gracias por las playeras, apenas para el calor tabasqueño.
Jeimy Dueñas —» ¡500 gracias!
Marcela Tamara López Dietz —» ¡500 gracias!
Gabriel González —» Gracias por el surtido de ropa y aseo.
Karla Villaseñor —» ¡1,000 gracias!
Janet Velazquez —» ¡200 gracias!
Mariana Acosta —» ¡300 gracias!
Andrea Bravo —» ¡400 gracias!
Joshua Lira —» ¡500 gracias!
Charo Barbosa —» ¡500 gracias!
Moni Saldaña y Omar Aguilar —» ¡500 gracias + súper paquete de ropa, calzado, aseo y maleta!
Marimer Baltazar —» ¡600 gracias!
Alfonso González —» ¡500 gracias!
Víctor —» ¡1,000 gracias!
Sandra Hernández —» ¡625 gracias!
Jessica Uk —» ¡500 gracias!
Sandra Sofía —» ¡500 gracias!
Tamara y Wookie —» ¡500 gracias!
Eila Zalles —» ¡200 gracias!
Leonor Jacobo —» ¡500 gracias!
Caroline Meyer —» ¡600 gracias!
Olivia Payán —» Gracias por el surtido de ropa.
Pam Argáez —» ¡1,000 gracias!
Lolis Lavalle —» ¡500 gracias!
Ian Arias —» ¡1,200 gracias!
Coco García —» ¡500 gracias!
Guillermo Almaguer —» ¡500 gracias!
Paty Miranda —» ¡Gracias por la ropa y la maleta!
Ishé Reyes —» ¡500 gracias!
Rosamar Sigg —» ¡200 gracias!
Laura Sánchez —» ¡1,000 gracias!
Juan Carlos Pérez —» ¡500 gracias!
Ivonne Ramos —» ¡400 gracias!
Ruth Tovar Tostado —» ¡Gracias por las calcetas!
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